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Ciencia y Género_Tarea 10


Las mujeres en la época de Rosalind Franklin


Rosalind Franklin nació en la Inglaterra de 1920, en un momento en el cual las mujeres estaban, prácticamente, empezando a luchar por el sufragio femenino o sufragio igualitario. Estamos hablando, pues, de una época en la que no se reconocía la capacidad de las mujeres para elegir un gobernante político, esta decisión recaía en sus maridos. 


En la vida familiar, la mujer tenía un papel pasivo era, como se llamaba entonces “el ángel del hogar”. Ella debía mantenerse siempre serena, hermosa y comprensiva. La mujer era la “parte sensible” del matrimonio, mientras que el hombre era la parte “racional”, a quien le correspondía tomar las decisiones importantes. Por aquella época se celebraban fiestas entre las familias acomodadas, en las que participaban las mujeres, pero siempre solía haber un salón reservado para los “asuntos de los hombres” donde se discutía de política o incluso de ciencia (un tema que estaba de moda). A veces las mujeres participaban de forma anecdótica, pero sus opiniones no eran consideradas en serio, por regla general.


En este contexto, no es de extrañar que la educación académica estuviera reservada también a los hombres. Solo a partir de 1880 las mujeres comenzaron a obtener títulos universitarios en Reino Unido. Además, las carreras que se suponían “adecuadas” para ellas eran carreras de letras, las ciencias estaban reservadas para los cerebros masculinos, considerados “más racionales”. 

Rosalind Franklin tuvo problemas desde su adolescencia de cara a su vocación. Supo que quería ser científica muy joven y que no lo tendría fácil. Su tío apoyaba el movimiento sufragista y sus hermanas la apoyaron siempre. Pero su padre no vio nunca con buenos ojos la carrera científica de su hija y, al principio, se negó a pagar sus estudios. Se sabe que, estudiando en la Universidad de Cambridge, sufrió discriminación: las mujeres no eran admitidas a los salones de charlas y tampoco podían entrar en la sala de profesores. También en el King´s College la sufrió, su compañero de investigación, Wilkins, la consideraba como una asistente por ser mujer y fue ignorada como descubridora en la estructura de ADN pese a su gran aportación. 


James Watson (quien, junto con Crick) recibió el premio Nobel por el descubrimiento, escribiría, más tarde, sobre Rosalind cosas como que no se arreglaba lo suficiente para ser mujer y que preferían llamarla “Rosi”. Estos comentarios dejan ver hasta qué punto los hombres combatían contra la inclusión de la mujer en la ciencia.

El caso de Rosalind Franklin no fue, ni mucho menos el único. Otras científicas célebres como Lise Meitner (descubridora de la fisión nuclear) o la bioquímica francesa Marianne Grunberg-Manago que descubrió, junto con Severo Ochoa, el ARN-polimerasa fueron relegadas al olvido de la ciencia con la colaboración cómplice de sus colegas.


Referencias:

A. Lires, M.; Nuño, T.; Solsona, N. Ed. Síntesis. Las científicas y su historia en el aula. Madrid. (2003). Capítulo 6.

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